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lunes, 20 de mayo de 2013

Ante el fallecimiento de Jorge Rafael Videla

Murió un genocida: 
¡Que vivan los compañeros!


En la cárcel, sentado, murió un militar degradado, pavoroso asesino que en momentos de luctuoso esplendor llegó a creerse ungido por su dios.

Su estulticia fue vehículo para la ejecución de crímenes de toda laya, y entre ellos, los de lesa humanidad. Cómplices no le faltaron, de uniforme, de paisano, de sotana.

Arrasó tierras y fábricas, fue un campeón entre los destructores y se ganó el honor de que en el mundo entero la dictadura argentina fuera identificada con su rostro.

Se llevó el secreto de vidas arrancadas de cuajo, de hijos robados en el cautiverio de sus madres, del paradero de los cuerpos y de ciertos documentos.

El pueblo lo sabe culpable y ni muerto será perdonado.

Comisión de Derechos Humanos
Junta Interna de ATE–MTEySS
El trabajo digno empieza por casa…

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